El 20 de Noviembre es sin duda un día para los niños. Se celebra en España el Día Internacional del Niño, y además, es el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Niño que se firmó en 1959 y el 20 de Noviembre de 1989 se aprobó la Convención de los Derechos del Niño.
Este día se celebra para concienciarnos de la importancia de la infancia, porque como se cita en la Declaración Universal de los Derechos del Niño, «la humanidad le debe al niño lo mejor que puede darle». Así que hoy, es el día de pararnos a pensar en ellos e intentar mejorar respecto a lo que les estamos ofreciendo.
¿Y qué es lo mejor que podemos darles? Una palabra: tiempo. Tiempo para ser niños, tiempo para estar juntos.

Vivimos en una sociedad en la que pedimos a nuestros peques que dejen de ser niños. «No corras», «no te muevas», «no te manches», «no llores», «no grites».
Debemos conocer y normalizar algunos comportamientos infantiles, como adultos hay que saber cuándo les estamos pidiendo cosas imposibles a nuestros peques y cuándo debemos ponerles límites, límites con respeto.
¿Y si cambiamos algunas frases?
No corras → camina, vete más despacio.No te muevas → intenta estar quieto.No grites → habla más bajito.No llores → recordemos una cosa, los niños (y los adultos) necesitan (necesitamos) llorar. Si no dejamos que lloren, si no les damos la oportunidad de expresar lo que sienten y contarnos qué les pasa, los peques no tolerarán la frustración. Y aquí van incluidas las queridas perretas, esas en las que se tiran en el suelo (normalmente en un sitio público para mayor horror de los padres) y se ponen a patalear y llorar. No debemos olvidar que los niños son ellos y nosotros los adultos, no es bueno ponerse a su nivel… ¡siempre nos van a ganar! ¿Qué hacemos? Capear el temporal, esperar a que pase, sin gritos ni tirones. Los adultos tenemos que normalizar estas situaciones, no juzgar y tener empatía con los papis que están viviendo esto con su peque. La sociedad tiene que aumentar su tolerancia a los niños.No te manches → recordemos de nuevo… ¡son niños! Podemos explicarles cómo no llenar la casa de pintura cuando hacen manualidades, pero llevarles al parque y pedirles que no se manchen, es pedirles que no sean niños.¿Difícil, verdad? Sí, al principio hay que pensar mucho en cómo decir las cosas, pero con el tiempo nos acostumbramos.Por otra parte, les estamos exigiendo que se adapten a nuestro ritmo de vida, cuando somos nosotros los que debemos adaptarnos a ellos. «Come rápido», «lunes: 6 horas de cole, baloncesto, inglés y piano», «obedece a la primera», «venga, rápido, que llegamos tarde». Se comenta, que en algunos países existe una tal “conciliación laboral”, en España, por desgracia, se han visto pocos casos.¿Qué podemos hacer para pasar más tiempo juntos y que la agenda de nuestros peques no sea como la de un ministro?